Teatro Estudio Cavaret, 9 de abril de 2025 – Guadalajara, Jalisco
Anoche, el Teatro Estudio Cavaret fue escenario de un viaje sonoro hipnótico y vibrante cortesía de Badbadnotgood, el aclamado cuarteto canadiense que ha redefinido los límites del jazz contemporáneo. Con una mezcla impecable de improvisación, psicodelia y groove, la banda ofreció un concierto que dejó al público tapatío completamente extasiado.
Desde los primeros compases de “Signal From the Noise”, quedó claro que la velada sería especial. El grupo, ahora consolidado con una formación que se mueve con soltura entre la estructura y la libertad musical, demostró por qué son una de las propuestas más emocionantes del panorama instrumental actual. La interacción entre Leland Whitty (saxofones, flauta, guitarra), Chester Hansen (bajo), Alexander Sowinski (batería) y el nuevo tecladista invitado fue una lección de sincronía, intuición y riesgo.
El repertorio se movió entre temas de su más reciente material y clásicos ya queridos por los fans, como “Time Moves Slow” (aunque sin la voz de Samuel T. Herring, el público coreó cada palabra), “Kaleidoscope”, y una versión expansiva de “CS60”, que se transformó en una avalancha de texturas y clímax sonoros. El Cavaret, con su atmósfera íntima y acústica cercana, se prestó perfecto para la experiencia: cada solo, cada giro inesperado fue recibido con vítores y aplausos que hablaban más de una comunión emocional que de un simple show.
A lo largo de la noche, hubo momentos de pura lisergia—especialmente durante los pasajes más atmosféricos—en los que el público cerraba los ojos, dejándose llevar por las capas armónicas y los ritmos quebrados. Pero también hubo estallidos de energía funk y jazz-rock que pusieron a muchos a moverse entre la bruma de luces y humo.
Sin necesidad de grandes visuales ni palabras de más, Badbadnotgood ofreció una presentación que se sintió como una jam entre amigos en otro plano de realidad, pero con una técnica y sensibilidad que sólo se alcanza con años de exploración sonora.
Al terminar, el público salió del recinto con sonrisas, silbidos y esa sensación de haber presenciado algo único. Lo de Badbadnotgood en Guadalajara no fue sólo un concierto: fue un ritual sonoro, una conversación sin palabras que dejó a todos queriendo más.


