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The Suicide Machines en Guadalajara

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Guadalajara vivió una noche histórica el pasado viernes en el Foro Independencia. Un evento que reunió a la comunidad punk, ska y hardcore de la ciudad y sus alrededores, en una celebración que combinó la nostalgia de casi dos décadas de espera con la energía cruda de un lineup perfectamente curado.

The Suicide Machines, banda de culto nacida en Detroit, finalmente saldó su cuenta pendiente con el público mexicano. Lo hicieron en el marco del aniversario del colectivo MiMamaMeMima, y lo que sucedió esa noche fue más que un concierto: fue una ceremonia de reconciliación entre una banda y su audiencia, un grito colectivo que llevaba 19 años atorado en el pecho.
La energía subía escalón por escalón con cada banda que tomaba el escenario. Nada Bueno puso la primera chispa con su punk melódico cargado de actitud. REAL tomó el escenario con una dosis de hardcore directo, sin rodeos y con toda la potencia que caracteriza a la banda. El ambiente ya estaba encendido. RIKITA BANANA trajo el sabor del ska peninsular, conectando con la audiencia con su ritmo fresco y lleno de vida. El calor subía y la fiesta comenzaba a tomar forma. Más tarde, Hipogrifos, llegados desde Ensenada, subieron la intensidad con un show sólido, honesto y completamente entregado.

Entonces llegó No Tiene La Vaca, y el lugar simplemente explotó. La conexión con el público fue inmediata y total. Hubo dedicatorias, abrazos, baile, slam, sonrisas y una energía que parecía infinita. El escenario quedó en llamas… justo a tiempo para la llegada de los estelares. Entonces llegó el momento más esperado de la noche: The Suicide Machines, leyendas vivientes del ska punk de Detroit, finalmente pisaron Guadalajara. Desde el primer tema, la banda no soltó al público ni un segundo. Jason Navarro lideró un show explosivo, crudo y completamente entregado, donde cada canción fue recibida con euforia absoluta. Fue un concierto donde el tiempo pareció detenerse, una catarsis compartida que borró cualquier distancia entre banda y audiencia.

Pero la noche no terminó ahí.

En el patio del foro, mientras algunos buscaban recuperar el aliento y otros simplemente no querían que acabara la fiesta, Nito Escalante cerró con broche de oro. Su proyecto Diario en Llamas tomó el espacio y lo transformó en un after vibrante, íntimo y lleno de beats. Un cierre perfecto para una jornada que lo tuvo todo.

Este evento no solo celebró el aniversario de un colectivo, sino también la fuerza de una escena que se construye entre todos: bandas, promotores, medios, staff y, sobre todo, el público.
Una noche que demostró, una vez más, que en Guadalajara la música sigue viva y arde con fuerza.

La cuenta quedó saldada.
Pero ojalá no tengamos que esperar otros 19 años para volver a vivir algo así.

📝📸: Brenda Sotelo 🦉✨



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