El 24 de agosto, el Auditorio Telmex se transformó en un refugio de nostalgia y celebración. Miles de voces se reunieron a las 8 de la noche para rendir tributo a Kylie Minogue, la eterna princesa del pop, cuya música ha acompañado a varias generaciones desde los años ochenta hasta hoy. Entre atuendos ochenteros brillantes y vestuarios que evocaban madrugadas de pista de baile, el público aguardaba con ansias un encuentro que prometía ser mucho más que un concierto: una cita con los recuerdos y la vigencia de un ícono.
El “Tension Tour” ofreció un recorrido por la trayectoria de la artista, desde sus primeros sonidos, dulces y luminosos, hasta la potencia de los beats electrónicos que aún hoy nos invitan a perder la noción del tiempo. Una esfera disco se alzó como símbolo de noches interminables, recordándonos que la música de Kylie no solo se escucha, sino que se vive, cuerpo a cuerpo, con la intensidad de lo irrepetible.
Hubo momentos que trascendieron el espectáculo para convertirse en recuerdos compartidos. La ovación incesante, que le gritaba “ya eres mexicana”, conmovió a la cantante y selló una complicidad única con Guadalajara. Entre una escenografía espectacular, luces palpitantes, coreografías meticulosas y músicos de impecable entrega, se tejió un show que no será fácil olvidar.
Kylie Minogue se despidió dejando la certeza de que volverá. Y cuando lo haga, Guadalajara estará lista para recibirla otra vez, con la misma devoción de quienes la han seguido durante más de cuatro décadas. Porque su música no solo marcó épocas: sigue marcando vidas.
Cobertura por: Kat-Foto que suena.
