La noche del 17 de septiembre, el Foro Independencia se transformó en un santuario de sombras. Cradle of Filth volvió a Guadalajara para oficiar un ritual sonoro que no fue un simple concierto, sino una ceremonia de caos, belleza y horror sublime. Bajo el marco de su gira The Screaming of the Americas, la agrupación británica convirtió cada rincón del recinto en un templo gótico donde la música se volvió carne y el grito se tornó plegaria.
La velada abrió con Beytrame, quienes encendieron la llama inicial entre acordes densos y atmósferas sombrías, preparando al público para lo que estaba por desatarse. La expectación se palpaba como una niebla espesa: rostros pintados, miradas ansiosas y la certeza de que esa noche no habría escapatoria, solo entrega total al aquelarre sonoro.
Cuando Dani Filth y compañía irrumpieron en escena, lo hicieron como heraldos del apocalipsis: luces rojas y violetas desgarraban el humo, guitarras afiladas como cuchillas daban forma a la tormenta, y la voz de Dani emergía como un eco de ultratumba que se balanceaba entre lo gutural y lo demencialmente teatral. Los nuevos temas se fundieron con himnos de antaño, recordándole a los presentes que Cradle of Filth no es solo música, sino un universo entero donde el horror y la poesía conviven.
El público respondió como una congregación poseída, con gritos, coros y un headbanging colectivo que parecía invocar fuerzas más allá de lo terrenal. Cada riff, cada pausa dramática, cada destello de luz reforzaba la sensación de estar en medio de una misa negra en la que lo grotesco se abrazaba con lo sublime.
Al final, el Foro quedó marcado por la huella de una noche que no se olvidará fácilmente. Cradle of Filth demostró que su reinado oscuro sigue intacto: un espectáculo brutal y hermoso, capaz de arrancar a los asistentes de la realidad y sumergirlos en un abismo donde el arte se vuelve terror y la música, pura catarsis.
Fotografía y reseña por: De Oficios Varios.
