El pasado sábado 3 de mayo, el C3 Stage vibró con la energía cruda y poderosa de Yoss Bones, quien se plantó en el escenario como una reina del juego, demostrando por qué su nombre ya resuena fuerte en la escena del hip hop mexicano.

Desde el primer beat, la noche se volvió íntima pero intensa. El público, en su mayoría jóvenes que crecieron con barras y beats en el corazón, se entregó por completo. Yoss no llegó a complacer, llegó a marcar territorio. Con un flow feroz y letras cargadas de calle, emociones y resistencia, la MC sonorense convirtió el escenario en su confesionario urbano.

Sonaron rolas como “Déjame sola”, “No me importa” y por supuesto, el público explotó cuando tronó “Tomboy”, uno de sus himnos más coreados. Cada verso lo escupía con el pecho, conectando desde lo más profundo con una audiencia que no solo escucha, también siente y vive lo que ella canta.

La puesta en escena fue sencilla, sin parafernalia innecesaria. Porque cuando tienes talento y verdad, no necesitas más. La esencia del underground estuvo viva toda la noche: luces bajas, beats pesados, gente real.

Yoss Bones demostró que no es promesa, es presente. Una artista que representa la fuerza femenina en el rap, sin filtros y con mucha calle. El C3 Stage fue testigo de una presentación brutal, sincera y necesaria. Guadalajara la recibió como lo que es: una voz que arde en los barrios y que no piensa apagarse.