Entre tanto ruido urbano y saturación de festivales multitudinarios, el Día de Campo Aperol Spritz 2025 llega como una bocanada de aire fresco. El próximo domingo 12 de octubre, la tranquilidad de La Reserva Educare volverá a transformarse en un oasis sonoro donde la música, la naturaleza y la convivencia se entrelazan bajo un mismo concepto: disfrutar sin prisa.
A diferencia de los festivales convencionales, Día de Campo no busca desbordar escenarios ni medir su éxito por el número de asistentes. Su apuesta es la experiencia: un solo escenario, una jornada al aire libre, un público dispuesto a dejarse llevar por el ritmo y la buena vibra del entorno. Con cada edición, ha ido consolidando su estilo propio —una curaduría cuidada, atmósfera relajada y ese toque inconfundible de Aperol Spritz que lo envuelve todo de color naranja y sonrisas compartidas.
Este 2025, el cartel combina elegancia electrónica y sensibilidad alternativa. Disclosure, el dúo británico que redefinió el house moderno, encabeza el lineup con la promesa de una presentación visual y energética. A su lado, Caribou ofrecerá su característico viaje entre beats cálidos y texturas introspectivas, mientras proyectos como Pablopablo, Paloma Morphy y RØZ aportarán ese toque de frescura local e intimidad que equilibra la jornada. No se trata solo de ver artistas: se trata de sentir la música en medio del pasto, con un cóctel en mano y el atardecer como escenario.

El festival abrirá sus puertas desde las 2 de la tarde, invitando al público a disfrutar de un día completo de música, gastronomía y momentos de pausa. Con áreas de descanso, activaciones sensoriales y una propuesta culinaria variada, Día de Campo se reafirma como un espacio para conectar —con la gente, con el entorno, con uno mismo.

Más que un festival, es una experiencia que mezcla lo simple con lo sofisticado: beats envolventes, aire libre y una comunidad que sabe apreciar los detalles. En un panorama musical donde casi todo parece exceso, el Día de Campo Aperol Spritz 2025 se presenta como un recordatorio de que también se puede celebrar desde la calma.